Compartiendo
el dolor de una despedida.
A
Pilar:
Las
tardes de otoño, son un diálogo largo, como ovillo de hilo entre las patitas
del gato de Holly Golightly que va deshilando ensueños rosados en la pureza
exacta de las colinas.
El
otoño, es un filamento fino que se enreda por los corazones con gabardina de
esos que vuelven de las oficinas, por la desbandada de hojas y nimio
vientecillo, y se enrolla en los calcetines de esos que saltan a la vida
prohibida; al poder supremo pisando corazones,
sin vergüenza, sin caridad, se hacen amos de la tarde deleitosa que se descose
sobre grises y negros, y lóbrega, cimbrea el alma de los débiles.
La
tarde de otoño, es una conversación larga como un surco donde el día sembró
semillas de duda y sombras; y tiene la obligación, aunque no quiera, de acabar
en fábula. Y es en este paseo de tarde, en este caminar de tierra adentro,
donde me trago el mar, y veo la pena en los ojos de mi amiga Pilar después de
comunicarme su dolor por la irreparable pérdida de su querida madre. La he
invitado a pasear por el consuelo, a pasear conmigo por esta tarde mía, que con
su compañía ya no me corresponde, porque
fugitiva, rodó a sus pies. Todo
lo que creí sagrado ya no se aguanta, aunque el firmamento de esta tarde, firmó
contrato con Vermeer para que pintara con su sabida magnificencia las nubes, y
en ellas, el color blanco de la esperanza... el escarlata de del alivio.
Le
dije que todo lo que creíamos eterno, no es cierto, solo existe el presente. Ni
siquiera puede esta amistad virtual por
la que paseamos, ser realidad su presencia, su dolor, su vacío si
existe, no importa cómo, pero la tarde y ella están aquí, y se trata de
mantenerse receptivas, inmóviles, porque tal vez mañana será difícil retenerla.
La
tarde de otoño es una conversación larga como una carretera, cuyos últimos
villorrios a veces son estrellas, y a veces, el panegírico mismo de la
melancolía. Pero mañana saldrá el sol querida Pilar; y en sus rayos luminosos,
verás una primavera florida que te invitará a saludarle con tu mejor sonrisa. Porque
así quería ella verte, sonriente y feliz. Tú sabes que la vida es palpitar y
una eterna despedida.
Un
beso, querida amiga. Gracias por compartir conmigo tu dolor que por momentos, y
lo sabes, hice mío.
María
Borrego R.Carisdul
Te he mandado un comentario, no sé si ha llegado. Voy a probar...
ResponderEliminarTe decía que tu amiga puede sentirse orgullosa de tus palabras que añaden bálsamo divino al dolor. Esos regalos-palabras son los mejores porque están fuera del alcance del mercado, el consumo y la contaminación. Vaya regalazo.
ResponderEliminarTambién estuve paseando por tus poemas y me he quedado prendada; todo dulzura y música para el alma. ¡Enhorabuena, María!
Te mando un abrazo de pompas de jabón aterrizando en tu cocina.
Muchas gracias, Mercedes por tu vista tus palabras.
EliminarEste post no es reciente, lo escribí en la Comunidad El País donde tenía mis blog. La madre de Pila, a la que recuerdo con mucho cariño porque era especial, (hablo de Pilar), no ha emigrado como hemos hecho casi todos a esta plataforma y le he perdido la pista, es una gran persona y escribía muy bien. Su madre murió en el 2013. Estoy publicando algo de lo que tenía publicado allí, peor me cuesta, me llevé un mal rato cuando nos cerraron la plataforma.
Un abrazo, nos vemos el martes en el taller.
Precioso María, tu bello sentir de alma amiga.
ResponderEliminarUn beso
Aurora, guapa. Tu alma si que es bonita. Te echo de menos, a ver si nos escribimos. Besitos a tu hermana Gloria, y para ti un fuerte abrazo.
EliminarMi querida Caris: una carta llena de amor y dulzura, de sentimientos...Cuando una amiga está atravesando un momento doloroso no hay nada mejor que unas palabras de consuelo y tú sabes muy bien como hacerlo. Mil besos
ResponderEliminarHola, Preciosa. Seguro que si haces un poco de memoria recordarás a Pilar.
EliminarMuchas gracias por tus palparas tan bonitas, veo que no cambias, sigues tan dulce y cariñosa.
Un beso enorme, Agueda.
María sabes estar al lado de los que lo necesitan. Un beso.
ResponderEliminarGracias a ti también, guapa. Espero sigas fenomenal.
EliminarUn fuerte beso, Mercedes. Nos leemos.
Febrero es este año esta imagen de la nieve cayendo y pintando casi todo de blanco. Miro por mi ventana nada mas levantarme y veo mi huerto helado, en una mañana blanca y distingo pese a la niebla a los árboles sin hojas vestidos de blanco. También veo pese a la niebla a las nubes en lo alto, van saltando como borreguitos y se me antoja que existe orden y semejanza en las alturas. Todo se diría que está transformandose y el invierno se prepara para pronto no ser más. Cuando lleguen las primeras golondrinas yo mismo certificaré que el huerto vuelve a revivir otra vez, la sabia volverá a andar de nuevo dentro de los árboles yo eso bien lo sé.
ResponderEliminarBonita melodía otoñal, Caris.
Feliz día de san Valentín
Anónimo: Gracias por recordarme. Espero que en Primavera tu cielo sea claro y bonito, y todo tu entorno se llene de luz.
EliminarUn abrazo.