Aún recuerdo algo de él, poco...
Era raro, intrépido, desconcertante.
Escribía textos con el corazón roto que costaba descifrar, como cuando la garra de la incertidumbre herida se
hace demasiado amarga.
Triste es descubrir que quedaban rescoldos del fulgor sereno
de unas miradas que
una vez interpretamos como afecto,
es sobre el
desencanto de volver a encontrarse con esa persona que una vez prendió ternura en la piel, y ver con desconsuelo la pobreza
de su espíritu y de otros valores.
Escribo hoy como ciudadana del mundo, sobre la ausencia y el vació total,
Escribo hoy como ciudadana del mundo, sobre la ausencia y el vació total,
porque la memoria es selectiva y dos palabras trazan un balsámico recuerdo, sin rescoldo de odio ni indignación, sólo el deseo de alzar la mano para una despedida con
blanco pañuelo batiéndose al viento.
Y yo me iré y se
quedara el tiempo venciéndose,
y aun por el aire
marcharan silbos de mi infancia,
y aun la tierra no
habrá enjuagado las lágrimas de mis impotencias,
y, ojala, al pasar
del tiempo quede en alguna memoria
una cueva de
Altamira con frescos de mis avatares,
ojala, que mi
recuerdo en los presentes ocurra
como el natural
fuelle del pulmón,
como si acabara de
salir por la puerta, y se quedara solo el tiempo venciéndose.
Olvido.
María Borrego R
Aqui disfrutando de tu música para abrazarse, leyendote y gozando de ver las gotas resbalar por la ventana. Cuando escampe ya saldremos a ver las plantas y oler lo mojado, pero hasta entonces flotaremos y nos conoceremos por dentro.
ResponderEliminarUy, Muchas gracias, Carlos. No había visto tu comentario tan poético. jajaja. Mira que eres.
ResponderEliminarprecioso texto.
ResponderEliminarCiertamente, no hay lugar para la ausencia
y menos para la huida.
Pero a veces sucede,
y entonces añoramos este paisaje
donde habitaba el aire compartido y volaban alrededor
los pájaros,
y añoramos el sol tibio, y la lluvia beneficiosa.
La nostalgia ocupa esos espacios huecos,
y recordamos el aliento de palabras dichas o escritas
cuando al atardecer declina la tarde...
Todos tenemos ausencias,
a todos de nuestras manos
se nos han escapado personas y sueños.
Un abrazo, muy navideño.
claro como tu misma... Besos
ResponderEliminar¿Cómo yo misma? No te comprendo, Joan. Ya me explicarás si quieres, claro.
ResponderEliminarMe alegra mucho verte por aquí.
Besos.
Justin, amigo. Qué gusto leerte. Gracias por la luz que das cuando legas a este blog.
ResponderEliminarBesitos, amigo.