DESPUÉS DE LA TEMPESTAD...
El éxito que se consigue
a fuerza de dolor y zancadillas,
se goza mejor; como ocurre en el mar
después de un temporal,
que se queda apacible
y la calma llena de paz y oxigeno
a los corazones que lo contemplan.
Después de una batalla que ha costado
lágrimas y dolor, aunque la sangré
no brote sino que se congela,
la dicha tiene más sentido.
Tras el rigor más dulce,
la ilusión...
Suena el himno del obrero...
Un aluvión de puños
se alzan al cielo y claman justicia.
Silencio…
Se hace la calma…
María Borrego R.