Aún recuerdo algo de él, poco...
Era raro, intrépido, desconcertante.
Escribía textos con el corazón roto que costaba descifrar, como cuando la garra de la incertidumbre herida se
hace demasiado amarga.
Triste es descubrir que quedaban rescoldos del fulgor sereno
de unas miradas que
una vez interpretamos como afecto,
es sobre el
desencanto de volver a encontrarse con esa persona que una vez prendió ternura en la piel, y ver con desconsuelo la pobreza
de su espíritu y de otros valores.
Escribo hoy como ciudadana del mundo, sobre la ausencia y el vació total,
Escribo hoy como ciudadana del mundo, sobre la ausencia y el vació total,
porque la memoria es selectiva y dos palabras trazan un balsámico recuerdo, sin rescoldo de odio ni indignación, sólo el deseo de alzar la mano para una despedida con
blanco pañuelo batiéndose al viento.
Y yo me iré y se
quedara el tiempo venciéndose,
y aun por el aire
marcharan silbos de mi infancia,
y aun la tierra no
habrá enjuagado las lágrimas de mis impotencias,
y, ojala, al pasar
del tiempo quede en alguna memoria
una cueva de
Altamira con frescos de mis avatares,
ojala, que mi
recuerdo en los presentes ocurra
como el natural
fuelle del pulmón,
como si acabara de
salir por la puerta, y se quedara solo el tiempo venciéndose.
Olvido.
María Borrego R